domingo, 27 de marzo de 2011

Día del Teatro


Por iniciativa de la Unesco, en 1961, se determinó que el 27 de marzo se festejara el Día Mundial del Teatro. Este día, en todos los países afiliados al Instituto Internacional de Teatro (ITI), se lee un mensaje escrito por alguna personalidad del quehacer teatral. Responsables de hacerlo fueron Arthur Miller, Miguel Angel Asturias, Eugene Ionesco, Pablo Neruda y Jean Cocteau, entre otros. En esta ocasión, el mensaje internacional está a cargo del dramaturgo alemán Tankredo Dorst.

Según la costumbre, cada país determina la manera en que se llevarán a cabo dichos festejos cuyo objetivo prioritario es exaltar la actividad escénica y la solidaridad entre los países de los cinco continentes.

El Centro Argentino del ITI informó que, por motivos de organización, en Buenos Aires la celebración se realizará el 23 de abril, en el Teatro Nacional Cervantes, y reunirá expresiones de ópera, teatro-danza y teatro, con la presencia de notables personalidades de la escena argentina. En su transcurso, se darán a conocer los mensajes internacional y nacional. Este último ha sido escrito, a pedido del Centro Argentino, por el dramaturgo y actor Eduardo Pavlovski.

La Secretaría de Cultura de la Nación y el Instituto Nacional del Teatro se adhieren a esta celebración en un homenaje que realizarán el mismo día, dentro del marco de la Fiesta Nacional del Teatro, que este año se celebra en Mendoza.
Mensaje de este año

Tankred Dorst, autor de teatro y de piezas radiofónicas, narrador, cineasta y traductor alemán, nacido el 19 de diciembre de 1925, será responsable del mensaje de 2003.

Dorst alcanzó proyección internacional por toda su obra. Sus farsas, parábolas, piezas en un acto y adaptaciones de los años 60 han seguido la tradición del teatro del absurdo y se inspiran en Ionesco, Giradoux y Beckett. Su obra dramática monumental "Merlín o la tierra desolada", estrenada en 1981 en el Teatro de Düsseldorf, narra desde la perspectiva de los nacidos después de la guerra, "una historia de nuestro tiempo; el fracaso de las utopías".

En el contenido de su mensaje por el Día Mundial del Teatro, Dorst expone: "Siempre de nuevo nos planteamos la pregunta de si el teatro sigue aún teniendo vigencia. Durante dos mil años el teatro sirvió al mundo de espejo, planteaba la situación del hombre. La tragedia reflejaba la vida como destino fatal, y la comedia muy a menudo también. El hombre estaba plagado de defectos, erraba de un modo fatal, se encontraba en pugna con sus circunstancias, ansiaba el poder y era débil, pérfido y na•f, tenía la inocente alegría del ignorante y enfermaba de Dios.

"Ahora oigo decir que nuestra vida ya no es abarcable con los medios tradicionales del teatro, ni con la dramaturgia tradicional, y por lo tanto ya no sería posible contar historias. En su lugar: textos de diversa índole, ausencia de diálogos reemplazados por enunciados y declaraciones. Ninguna acción dramática.

"En el horizonte de nuestras vidas emerge ya otra especie humana muy diferente: seres clonados y manipulados genéticamente a deseo y según intención. Este nuevo tipo de hombre infalible -si lo hubiere- no precisaría ya del teatro como nosotros lo conocemos. Los conflictos que en él se ven planteados, le resultarían ininteligibles. Pero el futuro no lo conocemos. Creo que deberíamos con toda la fuerza y todo el talento que nos ha sido dado -por quien no sabemos- tratar de defender nuestro presente maligno, bello y lleno de imperfecciones, nuestros sueños irracionales y nuestros esfuerzos en vano, contra el futuro incierto.

"Los medios de que disponemos son abundantes: el teatro es un arte impuro y en ello radica su fuerza vital. Utiliza sin miramientos todo lo que se le pueda cruzar por el camino. Siempre traiciona sus propios principios. Se sobreentiende que no está a salvo de las modas vigentes de la época, se sirve de la imaginería de otros medios, se expresa a veces con lentitud, otras con vivacidad, tartamudea, enmudece, es exagerado, extravagante y banal, se esquiva, fulmina historia y no obstante las cuenta.

"Estoy esperanzado de que el teatro siempre de nuevo se llene de vida, en tanto que los hombres sientan la necesidad de presentarse y mostrarse mutuamente como son y como no son y como deberían de ser. Sí ¡qué viva el teatro! Pues es uno de los grandes inventos de la humanidad, grande como el invento de la rueda, como el dominio del fuego."

Fuente Susana Freire para el diario La Nación

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